CAPÍTULO 13
LA PRIMERA VEZ.
La habitación del rey se sumió en un silencio cargado de expectación mientras Zahida desabotonaba su vestido con un temblor que nunca había sentido.
Desde su punto, Hakim observaba cada movimiento con una intensidad que la hacía sentir vulnerable. Aunque ella había vivido en el cuerpo de Rania durante esta semana, la realidad de estar sola con el rey, la asaltó de repente.
-Eres tan hermosa, Rania -murmuró Hakim con voz gruesa, una voz que le erizó la piel, mientras él avanzaba hacia ella acortando su distancia, con un brillo lascivo en los ojos.
Zahida tragó saliva, sintiendo la presión en su pecho. Aunque su apariencia física era la de Rania, su esencia seguía siendo la misma. No sabía cómo manejar la situación, y la angustia se apoderó de ella.
-Majestad, yo… -intentó articular sus pensamientos, pero Hakim la interrumpió.
-¿Majestad?
Zahida parpadeó rápidamente. Su boca literalmente temblaba.
-Lo siento, señor…
-Rania. ¿Qué es esto?
Zahida sintió mucho temor y lo pronunció rápidamente.
-Hakim… -el éxtasis no solo lo sintió el rey, ella también se estremeció entera.
-Bien… no es necesario hablar ahora -dijo él, estrellando su aliento en su rostro, mientras Zahida cerró los ojos.
El rey rodeó la cintura de Zahida con un brazo, atrayéndola hacia sí. El contacto físico la hizo estremecer, pero luchó por mantener la compostura. A medida que avanzaban hacia la cama, Zahida se aferró a la idea de que necesitaba poner de sí misma, porque si no, ella sería descubierta.
Pero ¿Cómo actuar algo que ella no sabía?
Y no era que este hombre perfecto no le atrajera, se trataba de su inexperiencia.
-Hakim, por favor, no te enojes si hago algo mal -comenzó a decir, y Hakim se frenó a la caricia que estaba haciendo a su hombro desnudo.
-Te juro, Rania, que me estás volviendo loco estoy viendo este cuerpo, y esta boca, pero cuando miró tus ojos, es como si una nueva Rania, después de dar a luz a mi hijo, hubiese renacido (3)
Zahida pasó un trago duro, muy duro, que incluso le dolió. Ella intentaba controlar sus labios titilando, pero no lo consiguió.
-Y. ¿Te desagrada esta nueva Rania? -La mirada del rey se intensificó más, mientras sus dedos,
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Zahida sabía que era un hombre experto, y, sobre todo, seguro de sí mismo.
Hakim negó de forma lenta, y susurró contra su boca.
-Esta nueva fase tuya, sea fingida o no… me está sacando de mi forma, Rania… y siento que podría darte todo, solo porque te quedaras, así como estás…
Zahida sintió que algo muy dentro de su alma se hizo pedazos, sintió cómo sus ojos se agrandaron y como todo en ella, estalló en partículas diminutas, esparciéndose por toda la habitación.
Él no estaba hablando de Rania, sino de ella como su esencia, y eso la mató.
Su cuerpo dejó de temblar, y, al contrario, sintió como la adrenalina y el deseo, invadieron su sistema de un
momento a otro.
Hakim miró esos ojos llenos de algo que estaba descubriendo y no pudo evitar reclamar su boca de forma arrebatada. Su beso estuvo cargado de deseo, de pasión, y de esta nube cargada y pesada de tensión.
En vez de tirarla a la cama, la recostó a la madera que adornaba su aposento, y trató de invadir su boca con su lengua, y no entendió por qué ella vibraba constantemente en sus brazos, como si fuera tan inexperta en
su toque.
No supo explicarlo, pero es como si sus labios apenas se estuvieran conociendo, porque Rania era
demasiado dulce, una dulzura tan extrema en sus movimientos, que amenazaba con hacerlo explotar con tan
solo tocarla.
Él no esperó su vestido medio abierto, sacó sus brazos con ́rapidez y fuerza, y la desvistió como si estuviera desesperado, hasta que su vestido cayó a sus pies, revelando su desnudes.
Hakim se apartó un poco con la respiración agitada, y su ceño se frunció al ver que extrañamente su piel era más dorada, y su cabello aún más oscuro de cómo lo recordaba.
Al subir a su expresión, Rania sostenía la madera detrás de su espalda con los nudillos blancos, y su rostro estaba teñido de un rosa realmente encantador.
Realmente desconocía completamente a Rania, pero de alguna forma, estaba loto por poseerla.
La habitación se llenó con la intensidad del momento cuando sus ojos se encontraron; como si ella le hablara, y como si él se metiera en ella desde su distancia.
Sin embargo, Zahida luchó contra la sensación de estar completamente perdida en un mundo nuevo de emociones, que apenas estaba empezando a conocer.
Hakim, sin embargo, estaba completamente absorto en la nueva versión de Rania que tenía frente a él. Aunque algo en su mirada reflejaba confusión, su deseo ardía con intensidad, y algo muy diferente a todas
las veces, lo atraía a ella con fuerza.
Con manos expertas, se acercó a ella y acarició su piel, entretanto observó cómo se encogía, sus ojos se reprimían y sus labios temblaban como una doncella. Sus suspiros entrecortados lo mataban, y estaba deleitándose mucho en tocarla y ver tan de cerca su reacción espontánea.
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La cama, ahora parecía un lugar tentador. Hakim tomó a Rania en sus brazos y la depositó suavemente en ella, y luego comenzó a desnudarse sin pudor.
Ella tuvo que pasar los tragos gruesos al ver su cuerpo desnudo, y se arrimó un poco atrás, mientras la vergüenza empañaba sus mejillas. No pudo dejar de mirar su tono bronceado, sus piernas largas y musculosas, su torso firme, y su anatomía, que incluso goteaba.
-Te siento muy miesta noche… -Luego de sus palabras, Zahida aflojó su cuerpo y se quedó embelesada
por tacto.
Él abrió las piernas acariciándolas, y ella cerró los ojos cuando comenzó a acariciarla de la forma más perfecta que existía.
A medida que la intensidad del momento aumentaba, Zahida trató de dejarse llevar por las sensaciones. Hakim exploró cada centímetro de su cuerpo, marcando su piel con besos y caricias, y la habitación se llenó con sus gemidos y susurros, mientras ambos se entregaban al placer.
Y ella solo abrió los ojos cuando su centro fue invadido y la voz de Hakim llegó a sus oídos.
-Se parte de mi Rania, mírame cuando te hago mía… -Zahida soltó el aliento cuando lo sintió entrar completamente en ella, y se abrazó a él como si buscara un refugio a su temblor.
La calidez de sus cuerpos juntos y desnudos la llenaron, y ella decidió dejarse gobernar por todo esto, que esas manos y este cuerpo, le estaban proporcionando.
Danzó a su ritmo, se acopló a sus movimientos como una aprendiz, y lo más perfecto era besar su boca con fuerza, porque se había vuelto su dulce favorito.
Ella intentaba reprimir los sonidos de su garganta, pero este hombre literalmente la estaba haciendo una mujer, aunque no lo supiera, le estaba ofreciendo lo que toda mujer deseaba. Un hombre que se entregara a ella, que la amara de esta forma, y que la poseyera sin ninguna inseguridad en su alma.
Hakim Al–Saif, ahora era su hombre, y ella, era completamente suya….. pasara lo que pasara, era suya.
La noche avanzó en un torbellino de emociones, y cuando finalmente yacieron juntos en la oscuridad, Hakim rodeó a Zahida con sus brazos protectores y la besó a la boca hasta que se cansó.
Ella se acurrucó contra su pecho, sintiendo la calidez de su cuerpo y la irregularidad de su respiración, mientras trataba de adaptarse y se aseguraba en sus brazos.
Ninguno dijo nada por mucho tiempo, pero Hakim solo podía pensar en una sola cosa.
Esta había sido la versión favorita de Rania, si lo ponían a escoger, y aunque no entendía su actitud extraña, deseaba, con todas sus fuerzas, de que se quedara para siempre, sin sorpresas al amanecer, o cambios
repentinos.
Y mientras el rey dormía a su lado, ella miraba fijamente al techo, sumida en sus pensamientos. No podía ignorar la realidad de que cada experiencia compartida con Hakim estaba llevándola a un nivel excepcional, ella no solo estaba siendo Zahida, con sus propios miedos y anhelos, ahora solo quería ser Rania, con oportunidades, y con propósitos…
Entre ellos conservar estos momentos al lado de este gran hombre, y también vengarse de quienes le habían hecho tanto daño…..