Capítulo152
Beatriz, quien había estado esperando ansiosamente la reaparición de Celeste, agarró el brazo de
Alejandro y dijo: -Cariño, vamos a interceptarla y hablar con ella otra vez. Tú eres el CEO de Grupo
Hernández, tu estatus es prestigioso. Si la presionas, seguramente aceptará diseñar mi vestido de
novia
Alejandro frunció el ceño pero fue arrastrado por Beatriz.
-Señorita Celeste, en realidad vinimos aquí para pedirle que diseñe un vestido de novia para mí.
Me voy a casar con el señor Hernández el próximo mes y estamos planeando una gran boda que se
transmitirá en todo el país.
Se acercaron a Celeste, y Beatriz se apoyó dulcemente en Alejandro, con una expresión orgullosa.
-Si tu diseño aparece en mi boda, llamará la atención de todo el país. ¡Qué gran publicidad sería!
El dinero no es un problema. Podemos cumplir todos sus requisitos.
-¿El dinero no es un problema? Señorita Sánchez, es obvio que si que estás a punto de casarte con
una familia adinerada.
Celeste se rio y levantó un dedo.
-Mil millones, lo pensaré.
-¡¿Qué?! ¡Es tan caro!-Exclamó Beatriz, sorprendida.
-Oh, pensé que el dinero no era un problema. Mil millones asustan a la futura esposa del
presidente, ¿verdad?
-Mil millones, lo acepto–dijo Alejandro con expresión impasible.
-Cariño…-Beatriz se mordió el labio, sintiéndose conmovida hasta las lágrimas.
-Tú lo aceptas, yo no–Celeste se rio irónicamente.
Alejandro frunció el ceño, dándose cuenta de que había sido manipulado.
-Mi estimada maestra te perdona por tus errores pasados, pero yo no te echaré una mano. Señorita Sánchez, no te molestes en preguntar por vestidos de alta costura Rozabela para tus futuras ocasiones, nunca te los prestaré.
Con eso, Celeste se fue con arrogancia, sin querer desperdiciar más palabras
+15 BONOS
Beatriz estaba furiosa, casi mordiéndose los dientes. Mientras maldecía a Celeste en su corazón,
lucía una apariencia de ser tratada injustamente en su rostro. -Cariño… ¿acaso la señorita Isabel le dijo algo? ¿Por qué tiene tanta hostilidad hacia nosotros?
Alejandro se sentía cada vez más frustrado. -Después de la fiesta, hablaré con Irene y le pediré
que le pida a Celeste que diseñe tu vestido de novia.
¡Cariño! Eres lo mejor, ¡siempre supe que eras el que más me amaba!
Justo cuando Beatriz iba a besar a Alejandro, se escucharon aplausos y vitores en la sala.
De repente, la luz del salón se atenuó y un rayo brillante iluminó la pasarela.
Comenzó a sonar una música de tango, con un estilo moderno y misterio, mientras un apuesto bailarín vestido de camisa y pantalón negro aparecía.
Al siguiente instante, Alejandro contuvo la respiración.
Clara lucia deslumbrante con un ajustado y sensual vestido rojo, moviéndose con pasos de baile
impresionantes.
-¡Dios mío! ¿Es la misma mujer de antes? ¡Qué cambio tan sorprendente!
-Es hermosa y seductora. ¡Realmente me ha conquistado!
-Aunque bailan con intimidad, su increíble habilidad de baile transmite una atmósfera artística
de alto nivel, sin rastro de lascivia. ¡Es simplemente asombroso!
Alejandro observaba a su exesposa en el escenario, cautivadora y brillante. En sus ojos oscuros, había una corriente subterránea cargada de tormenta que fluía lentamente.
¿Cómo podía estar bailando tango? ¿No decían que tenía poca habilidad musical y coordinación
corporal?
¿Cómo podía vestirse tan provocativamente frente a todos?
¿Cómo podía permitir que ese hombre la abrazara por la cintura?
¿El divorcio le había dado la libertad para perder toda decencia?
Alejandro vio cómo el cuerpo de su mujer, con una cintura diminuta y unas piernas seductoras, se mostraba semidesnudo bajo el vestido rojo, y en sus ojos se encendió un fuego oscuro.
El tango siempre fue una danza de pasión ardiente.
+15 BONOS
Clara, con una expresión apasionada y desenfadada, lanzaba miradas desafiantes y provocadoras
al bailarin, jugando al juego de seducción.
La música alcanzaba su clímax una y otra vez.
Clara se enredaba alrededor del cuerpo del bailarín como una enredadera, sus delgados brazos de jade rodeaban su cintura con fuerza.
Un par de ojos seductores y cautivadores se encontraron directamente con Alejandro desde el
escenario.
Alejandro se sentía desorientado por esa mirada invasiva, su rostro estaba frío y su garganta se movía inquieta.
Deseaba subir al escenario y apartar al bailarín, despojarla de su vestido rojo y envolverla con fuerza en sus brazos. 2
Como su esposo, él nunca había estado tan cerca de ella, ¡y cómo podia permitir que otros hombres lo hicieran!