Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria Chapter 568

Capítulo568 

Alejandro prácticamente llamó a todas las personas disponibles en casa. 

Ante la mirada de todos, rodearon a Alejandro, dejándolo completamente solo. 

El hombre ya se había despojado del traje y solo llevaba una delgada camisa blanca. Debajo de esa 

camisa, sus fuertes y musculosos brazos se escondían, con líneas de músculos claramente 

definidas que irradiaban una impresionante masculinidad. 

Enrique lo hizo de esta manera para herir su autoestima, para hacerlo sentir avergonzado. Sin 

embargo, nunca imaginó que Alejandro, de pie con orgullo en medio de todos, sin decir una 

palabra y sin hacer nada, ya había ganado la partida. 

Las criadas a su alrededor se cubrían la boca, emocionadas hasta el punto de querer gritar. Por 

supuesto, incluso cuando era castigado, el joven Alejandro siempre lucía tan guapo que los dejaba 

a todos asombrados. 

Enrique, viendo que su hijo no tenía intención de rendirse o disculparse, agitó con fuerza el látigo 

que tenía en la mano, golpeando el suelo con un estruendo que hacia latir el corazón de cualquiera. 

¡Arrodillate! – exigió. 

Alejandro parpadeó con una mirada de desafio en sus ojos, levantando ligeramente su labio 

superior. -¿Crees que eso es posible? 

-Estoy aqui de pie. Si quieres golpearme, adelante. No necesitas decir más-respondió Alejandro 

con frialdad, su mirada tan profunda y helada como las aguas de un lago oscuro. 

Las reglas de la familia Hernández, siempre habían sido así, transmitidas de generación en 

generación. Incluso Fernando, cuando era joven, se arrodilló desnudo ante su padre mientras era 

castigado por todos los sirvientes en el patio. Y ahora, estas costumbres se heredaron en la 

siguiente generación de los hermanos Hernández. 

En ese momento, Alejandro, como el heredero de esta influyente familia, estaba destinado a 

continuar con estas tradiciones. 

El hombre se dio la vuelta, con una expresión impasible. 

Enrique lo miró fijamente, apretó los dientes y azotó el látigo con fuerza, infligiendo tres fuertes 

latigazos a su hijo. 

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-¡Oh, el joven Alejandro está sangrando! – exclamaron las personas presentes. 

En el amplio dorso de Alejandro, bajo su camisa blanca, aparecieron repentinamente líneas 

escarlatas y llamativas, ¡era una tortura en toda regla! 

Ema y Leona estaban radiantes de alegría, madre e hija se sentaron juntas con un plato de 

cacahuetes para disfrutar del espectáculo. Se sentían extremadamente satisfechas. 

Mientras tanto, Alejandro seguía imperturbable, su espalda permanecía erguida y su 

determinación inquebrantable, a pesar de sentir cómo su piel se abría. 

Incluso, cuando cada latigazo le provocaba un dolor insoportable, haciendo que cada nervio en su 

cuerpo se contrajera y sufría intensamente, él resistía. 

-¿Vas a admitir tu error? ¿Lo harás? – Enrique seguía golpeándolo con el látigo. 

-No lo haré-respondió Alejandro, apretando los dientes y manteniendo la cabeza en alto. 

-¡Traidor! 

Justo cuando Enrique, con los ojos enrojecidos, estaba a punto de dar otro feroz latigazo, dos 

figuras familiares y una voz melodiosa llegaron volando. 

-¡Detente! 

Todos los presentes se giraron para mirar hacia la puerta. 

Alejandro, su rostro pálido y perlado de sudor debido al intenso dolor, apenas podía mantener su 

visión clara. Sin embargo, entre la visión borrosa, la figura deslumbrante y fría de Clara parecía 

haberle inyectado adrenalina, y a pesar de estar al borde de la inconsciencia, pudo recuperar un 

poco de fuerza. 

-Clara. 

Viendo a Clara acercarse decidida hacia él, Alejandro dudó durante dos segundos, luego su delgada 

sonrisa se dibujó en sus labios, apenas perceptible. Luego, entrecerró sus ojos estrellados y se 

inclinó hacia Clara. 

-Alejandro! 

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