Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria Chapter 373

Capítulo373 

Los hermosos ojos de Clara se estrecharon al instante. Con fuerza, empujó el pecho firme de 

Alejandro, su cuerpo rebotó como un resorte y luego retrocedió rápidamente hasta quedar apoyada 

en la puerta del refrigerador. 

Su respiración era agitada, su corazón latía desbordado. Esta repentina situación la dejó sin palabras; gotas de sudor comenzaron a aparecer en su frente como perlas brillantes, cayendo sobre 

su piel suave como jade. 

Aunque estaban separados por una mascarilla transparente, Clara todavía podía sentir el calor que 

irradiaban los labios delgados de Alejandro. Esta sensación vergonzosa la hizo sentir aún más 

incómoda. Parecía como si la sensación del contacto de ese momento aún permaneciera en sus 

labios. 

Clara, con el rostro enrojecido, jadeó, descontenta, y se quitó enojadamente la mascarilla. Luego, 

con furia, la arrojó al suelo. 

-¡Esta mascarilla está sucia! – pensó enojada. 

Alejandro se apoyo despreocupadamente en su alta y firme figura, respaldándose en el borde de la 

mesa. Entre sus cejas y atractivos ojos había un abismo de cansancio, como si hubiera disfrutado 

de un gran festín. Ligeramente mordió sus labios delgados ligeramente enrojecidos. 

Aunque su apariencia mantenía la calma, no podía ocultar la agitación en su interior en este 

momento. 

-¿Estás bien de la espalda? – Alejandro parecía distraído, evidentemente aún impactado por el inesperado beso. Sin embargo, seguía manteniendo su arrogancia y frialdad. 

-¡No es asunto tuyo! – Clara miró los postres que el hombre se había comido, sus dientes apretados de ira. -Alejandro, ¿quién te dio permiso para comer lo que hice? ¡Pasé toda una tar de haciéndolos, no para servirte a ti! 

-Hace mucho que no pruebo los postres que haces. Quiero volver a probar tus habilidades. Antes, solías hacer postres para mi- Aunque el tono de Alejandro era frío, sus ojos revelaban un abismo de resentimiento y deseo. 

Aunque Alejandro no era un glotón y a veces pasaba por alto las comidas cuando estaba ocupado, ver cómo Clara se esforzaba tanto en hacer postres despertó en él una inexplicable emoción. 

culinarias. Por eso, sin pensar, tomó uno de los postres y se lo comió. 

No reflexionó mucho sobre ello, solo quería aprovechar la oportunidad. Sabía lo difícil que sería 

tener otra oportunidad como esta. 

-Esas cosas pertenecen al pasado, ahora son imposibles-dijo Clara enojada. 

La mirada de Clara seguía cargada de enojo, su tono más frío y despiadado: -Antes eras mi esposo, 

y cuidaba del hogar y cocinaba para ti. Eso era mi deber como esposa. Pero ¿qué eres ahora? ¿Qué 

derecho tienes para probar lo que hice? Preferiría dárselos a un perro antes de dártelos a tí, ¡no 

vales la pena en absoluto! 

El pecho de Alejandro pareció ser pinchado mientras miraba los apagados ojos almendrados de 

Clara, una profunda sensación de arrepentimiento inundó su corazón. 

Hizo un esfuerzo desesperado por mirar, con fuerza, esos ojos que solían estar llenos de amor, pero 

ya no pudo encontrar ni rastro de la joven apasionada que pasaba todo el día en la cocina 

elaborando deliciosos postres para él. 

¿Realmente el amor podría desvanecerse por completo? ¿No quedaba ni una pizca? 

Clara ya no prestaba atención a la figura rígida de Alejandro, que permanecía inmóvil como una 

estatua. Con el rostro serio, se acercó cuidadosamente a los tres Sueños Azucarados restantes, los 

colocó en el plato y luego cerró la puerta de la alacena. 

-Antes fui grosera en mis palabras. No pensé que estos postres fueran tan importantes para ti. Lo siento. 

La voz de Alejandro era profunda y grave. Sabía que estaba equivocado, por lo que no importaba lo que ella dijera, no iba a discutir. 

El rostro de Clara tembló ligeramente. Se volvió hacia el lavabo y empezó a lavarse las manos, preguntando fríamente: -¿Me buscas por algún asunto oficial? Como puedes vei, tengo muchas cosas que atender, tu presencia aquí es realmente molesta. 

La garganta de Alejandro se tensó. Inhaló profundamente y dijo en voz baja: -Vine a decirte que, a partir de ahora, ya no estaré a cargo de la planificación de la boda de Ada Gutiérrez. 

Clara, parada junto al chorro de agua, dejó escapar una risa suave. -Eso es normal, Ada ya ha firmado oficialmente con nuestro KS World. Ahora, lo único que puedes hacer es controlar un poco las críticas negativas sobre el hotel Hernández. 

Alejandro ignoró su sarcasmo y continuó: -En este asunto, Enrique ha delegado todas las responsabilidades a Leona. 

Finalmente, Clara se giró para enfrentarlo, frunciendo ligeramente el ceño. 

-Eres muy inteligente, debes entender que esto no es tan simple-su voz resonó con preocupación 

mientras su mirada destellaba con inquietud. 

-Así que viniste desde tan lejos solo para decirme esto. ¿No ves que tengo demasiadas cosas que 

manejar en este momento? ¿Vine aquí especialmente para que maneje los problemas de Leona y 

resuelva tus problemas? No por nada eres Alejandro, siempre egoísta y solo te preocupas por ti 

mismo. 

Clara arqueó una ceja burlonamente y puso una mano en su cintura. -Vienes a mí porque ves que 

tu situación actual es desfavorable y que estás molesto por eso. Me has traído esta noticia para 

que me enfrente a Leona. ¿Quieres desahogar tu ira a través de mí? Aunque Leona quiera competir 

conmigo, con su inteligencia, no vale la pena que yo pierda mi tiempo. 

Mientras escuchaba sus palabras, Alejandro sintió que la presión en su corazón disminuía un 

poco. Su boca se curvó en una suave sonrisa. 

Descubrió que, siempre y cuando ella no lo regañara, su sonrisa era realmente encantadora. 

-A pesar de eso, Leona no es tonta y, además, tiene el respaldo de Ema. Cualquier cosa que ella no pueda pensar, Ema la planeará por ella. 

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