Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria Violet Irwin Chapter 135
CapÃtulo135 El Rolls–Royce ingresó a Villa Hermosa, una antigua y elegante residencia con una imponente puerta. Desde el momento en que entraron, los sirvientes corrÃan emocionados para dar la noticia. -¡La señorita ha regresado! Clara y Diego acababan de bajar del auto cuando el mayordomo Franco, se acercó con los sirvientes formados a ambos lados, inclinándose respetuosamente para saludar. -¡Damos la bienvenida a la señorita! -¡Que la señorita tenga salud! Clara se cubrió la frente: -¡Aún disfruto de la eterna bendición! -¡Clara, finalmente has regresado! ¡Hemos extrañado tanto a nuestra señorita! Clara buscó la voz y vio a Leticia, acercándose rápidamente hacia ella junto con otra mujer de cabello corto que llevaba una camisa de satén de color morado con un lazo de mariposa en el cuello y pantalones de pierna ancha, una mujer alta y elegante que parecÃa una supermodelo. Era la última y más joven esposa de Julio, MarÃa. -Leticia, MarÃa–Clara sonrió abiertamente y se acercó a ellas cariñosamente. Diego observó la escena y sonrió lentamente, con una mezcla de sentimientos en su corazón. Los Pérez eran la primera y más influyente familia en Valencia, con relaciones familiares y conexiones interpersonales bastante complicadas. Cuando estas tres esposas ingresaron a la familia, especialmente cuando la joven señora, MarÃa, que solo era ocho años mayor que él, entró en la familia, la familia Pérez estuvo en un caos total. Y fue asà que Clara decidió seguir el ejemplo de Juan y abandonar la Casa Pérez para convertirse en una doctora sin fronteras, vagando por el mundo durante un tiempo. Pero luego, estas tres mujeres abrieron su corazón y calentaron su frÃa alma con genuino afecto, y Diego le contó mucho sobre ellas. Su resentimiento hacia ellas se disipó gradualmente. Además, si tenÃa que culpar a alguien, deberÃa culpar a su padre, Julio. 1/3 -Clara, has adelgazado… MarÃa, una mujer franca y directa, dijo lo que pensaba sin rodeos y regañó a Diego -Si el señor Pérez está tan ocupado que no puede cuidar de Clara, solo dilo claramente y tráela a casa para que la cuidemos. Dijiste que la engordarÃas como a un cerdito, pero ahora está tan delgada como un monito. ¡No cumpliste tu palabras, asà que necesitas darme una explicación! Diego no sabÃa si reÃr o llorar: -Mi culpa, mi culpa, MarÃa, por favor, no te enfades. -MarÃa, tengo una constitución que no engorda incluso si como mucho, tú también lo sabes. Clara y MarÃa solÃan ser enemigas, pero ahora estaban tan cercanas como hermanas juramentadas. -Para cuidar bien mi comida y mi vida diaria, Diego incluso me asignó a su secretario ejecutivo, Aarón. Conocen las habilidades culinarias de Aarón, él puede preparar más de diez platos diferentes con […]
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