Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria Chapter 577

Capítulo577 

-Ya sueltala-dijo Rodrigo mientras miraba a los dos sirvientes que sostenían a Noa Sus ojos, con 

una mirada fria y aterradora, brillaban con una oscura determinación, y su voz era grave y 

profunda, como si proviniera del mismísimo hades. 

Los dos sirvientes estaban igualmente nerviosos y miraron a Leona buscando ayuda. 

Leona, al escuchar la orden de Rodrigo, se dio cuenta de que él estaba preocupado por Noa, por esa 

maldita niña. Inicialmente, había estado dispuesta a retirarse ya que Rodrigo era el hombre de sus 

sueños. ¿Cómo podría no tener miedo? Pero luego recordó que, debido a Jimena, ella y su madre ya 

habían roto relaciones con la familia Rodriguez por completo, y Rodrigo no podria tener ningun 

interés en ella. Además, esta era la familia Hernández, jsu familia! Aunque Rodrigo quisiera 

apoyar a Noa, ¿en qué se basaba para hacerlo? 

Así que, Leona dejó que la ira y el resentimiento se apoderaran de ella y, apretando los dientes, 

dijo No la suelten! Esto es la familia Hernández y ustedes son mis empleados, deben hacer lo 

que les digo. 

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, se oyó un grito desgarrador. Uno de los 

sirvientes que sostenia a Noa fue lanzado violentamente por Rodrigo con un fuerte puntapié, 

volando varios metros por el aire y cayendo al suelo como una pelota. 

Leona, viendo a una persona viva ser arrojada como si fuera un juguete, se quedó atónita y 

paralizada por el miedo. 

El otro sirviente, al ver lo que estaba sucediendo, soltó a Noa rápidamente y comenzó a disculparse 

y postrarse ante Rodrigo, temblando como una hoja. 

-Rodrigo, lo siento, pero solo estábamos siguiendo órdenes. 

Pero antes de que pudiera terminar su disculpa, otro grito de agonia resonó. Rodrigo también lo 

pateó, y voló varios metros antes de caer al suelo, con al menos dos costillas rotas. 

Leona, en medio de su asombro y horror, soltó un agudo grito de desesperación. Rodrigo Rodríguez, 

conocido por su crueldad despiadada, los había dejado a todos atónitos. 

Todos quedaron en silencio, paralizados por el miedo. 

-Rodrigo-murmuró Noa, parpadeando sus largas pestañas y temblando, mientras se tambaleaba 

hacia el hombre. 

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Los ojos de Rodrigo se contrajeron y, con brazos largos y fuertes, la envolvió en sus brazos, 

acunándola con ternura mientras acariciaba su espalda temblorosa. 

-Estoy aquí, todo está bien-susurró. 

Leona, llena de celos, apretó los puños con fuerza, y sus afiladas uñas se clavaron en la palma de 

su mano, atravesando la carne. 

-Duele-murmuró Noa con voz quebrada. 

-¿Dónde duele? -preguntó Rodrigo, con su corazón apesadumbrado. 

-Duele-repitió ella, como si no hubiera escuchado sus palabras. 

En ese momento, Ema, la madre de Noa, finalmente apareció completamente arreglada, 

peinándose y bajando las escaleras. 

Al ver a Rodrigo y Leona enfrentados, y a Rodrigo sosteniendo a Noa con cariño en sus brazos, Ema 

frunció el ceño. Luego, con una súbita realización, se retiró sigilosamente y se escondió en la 

penumbra para observar lo que estaba sucediendo abajo. 

—Leona—dijo Rodrigo con un tono afilado y peligroso, su mirada oscura y amenazadora clavada en 

ella, acabas de ser liberada de la comisaría de policía, ¿verdad? ¿Realmente quieres volver allí? 

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