Un Segundo Comienzo Con Mi Ex-esposo por Dalia Herrera Capítulo 24

Capitulo 24 

Después de pasar más de medio mes en el hospital y recibir el alta, Luna durante todo ese tiempono se había quedado ociosa. Mientras se recuperaba, completó varios conjuntos de ejercicios. Aunque Andrés. estuvo ocupado, siempre venia a revisar sus exámenes. Si encontraba errores, los señalaba y luego 

pacientemente le explicaba. En sus momentos de descanso, Andrés descargó algunos juegos 

recreativos recientemente desarrollados por su empresa en su teléfono para entretenerla. Sin embargo, 

ella apenas jugó, dedicando la mayoría del tiempo a sus estudios. El examen que se acercaba había sido 

su mejor oportunidad para abandonar la familia García. Así, podria alejarse del conflicto entre Andrés y 

Miguel. 

Andrés ayudó a Luna a realizar los trámites de su alta hospitalaria. Aún sentía un ligero dolor en el pecho, 

pero había mejorado mucho. Las heridas en su cuerpo ya habían cicatrizado y habían crecido nuevos 

tejidos en la piel, aunque aún sentía un poco de picazón. 

Esta vez, la disposición de Andrés para invertir tiempo en ella no era más que un acto para que Miguel lo 

viera. 

Todos decían que Andrés no era más que un perro lacayo al servicio de Miguel. Sin embargo, sólo Luna 

sabía que en realidad era como una hiena acechando en la oscuridad. Una bestia que podía matar en 

cualquier momento. Cada acción, cada palabra había estado meticulosamente calculada. Nunca daba 

nada sin esperar algo a cambio. 

Al salir del hospital, Luna siguió a Andrés hasta su Audi. Notó la tensión en Isabel, quien ya estaba 

sentado en el asiento trasero. Andrés, al notar su mirada, explicó: 

-Ya que te das de alta hoy, pensé en llevar a Isabel a celebrar contigo. Podemos cenar juntos. 

Sin decir una palabra, Luna se subió al asiento del copiloto. Se sorprendió al ver la pegatina: 

-Copiloto exclusivo de Luna -Antes, había creído que, de esta manera, podía mostrar a todos que Andrés le pertenecía. Ahora le parecía ridículo. En los ojos de Andrés, probablemente era una tonta que siempre giraba a su alrededor. 

Mientras se perdía en sus pensamientos, Andrés se inclinó hacia ella, e Luna pudo percibir el aroma de las camelias y un ligero toque de tabaco, el perfume característico de Isabel. Al verlo acercarse, instintivamente trató de evitarlo, pero Andrés, sin tocarla, le abrochó el cinturón de seguridad. 

Durante el trayecto, un silencio incómodo se apoderó del vehículo. Andrés rompió el silencio de vez en cuando, preguntando: 

-¿Te sientes bien? 

Luna sabia que esa pregunta no iba dirigida a ella. 

Miró por la ventana, perdiéndose en el paisaje. Isabel respondió con voz suave: 

–Estoy bien, solo me mareé un poco porque hacía tiempo que no andaba en coche. 

-Conduciré más despacio. Si te sientes mal, dime. 

-Está bien. 

+15 BONUS 

Para distraer a Isabel, Andrés conversó con él sobre estudios y asuntos triviales. El sonido de sus voces 

era tan monótono que Luna se quedo dormida. Fue despertada por alguien que la llamaba por su nombre. 

+15 BONUS 

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